Don Pablo...
Es efectivo que Ud. escribió la mayora parte del "Canto General"
mientras permanecía en la clandestinidad...
refugiado
de casa en casa..?
Siempre
estuve buscando tiempo para escribir el libro [...]
Para escapar a
la persecución no podía salir de un cuarto y debía
cambiar de sitio muy a
menudo. La prisión tiene algo de definitivo en sí, una rutina y un
término.
La vida clandestina es más intranquiliza-
dora y no se sabe cuándo va a terminar.
Desde el primer momento comprendí que
había llegado la hora de escribir mi
libro.
Fui estudiando los temas, disponiendo los capítulos y no dejé de escribir
sino para cambiar de refugio.
En un año y dos meses de esta vida extraña
quedó terminado el libro. Era un problema sacar los originales del
país. Le
hice una hermosa portada en que no estaba mi nombre. Le puse como
título
falso "Risas y Lágrimas", por Benigno Espinoza. En verdad
no le quedaba
mal el título.
Muchas cosas curiosas pasaron con este
libro. Fue algo nuevo para mí llegar
a escribir poesía seis, siete y ocho horas seguidas. A medio camino
me
faltaron libros. A medida que profundizaba en la historia americana
me
hacían falta fuentes informativas. Es curioso como siempre apare-
cieron cómo por milagro los que yo necesitaba.
Los capítulos que escribía eran llevados
inmediatamente y copiados a máquina.
Había el peligro de que si me descubrían
se perdieran los originales. Así pudo irse preservando este libro.
Pero yo,
en los últimos capítulos, no tenía nada de los anteriores, así es
que no me
di cuenta exacta de cuánto había hecho hasta pocos días antes de salir
de
Chile.
Me hicieron también una copia especial
que pude llevarme en mi viaje. Así crucé
la cordillera a caballo, sin más ropa que la puesta, con mi buen librote
y
dos botellas de vino en las alforjas.