El Estudiante
por Volodia Teitelboim

Neruda y la Universidad de Chile



Tomar el desayuno, irse casi corriendo
repasando en la mente la lección que hay que dejar,
después oír la charla de los otros sintiendo
unas secretas ansias de llorar y llorar...

Al ver que todos ríen clara y sinceramente
(es algún chiste tonto que los hace reír)
inclinar la cabeza, sentir ardientemente
unos locos deseos de alejarse y huir...

En la clase esforzarse por escuchar atento
haciendo que se vayan todos los pensamientos
que fastidiosamente sentimos aletear...

Y sentir que pasan los días y los días
con el prometimiento de sanas alegrías
que una lejana tarde sentiremos llegar

Adorar la cabeza desconocida de una
mujer que en nuestra vida nunca podremos ver,
presentir el blanco de unas manos de luna
y la clara leyenda de una voz de mujer...

Llevar dentro del alma dulces presentimientos
(que traidoramente los sentimos bullir)
después mirar abajo y estrellar el contento
con la rutina inmensa de tener que vivir.

Un apaciguamiento. Una breve energía
después la rabia inmensa de aquella rebeldía
que nosotros sabemos dominar y vencer
¡Pero el presentimiento! La infinita amargura
de soñar con los goces de suprema dulzura
que nunca en nuestra vida podremos poseer!


(Publicado en la revista "Corre-Vuela", el 2 de julio de 1919, firmado por Neftalí Reyes. El poeta tiene 15 años y era alumno del Liceo de Hombres de Temuco)


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