Un esfuerzo de Imaginación y lógica para mirar al pasado

Antonio Alfaro Rivera
Escritor
Historiador de la Región de Atacama

 

Nuestros hijos nacieron bajo el alero de la era tecnológica y una consecuencia sociológica de ésta, es que hace perder toda capacidad de asombro. Nosotros un poco más antiguos que ellos si bien nacieron casi con ella, no pudieron crecer juntos, nosotros apenas caminamos y ella se fue volando al futuro y ya está en el espacio.

Pero…. ¿Qué ha de nuestros abuelos, de nuestros padres que nos precedieron?

¿Cómo explicar, describir, señalar, tamaño invento sin caer inexorablemente en la incomunicación total, en un desvarío ininteligible? ¿Cómo queda hablarle a alguien de algo que no conoce y que ni siquiera tiene una remota idea y le es imposible imaginárselo?

Los grandes cambios venían del otro lado del océano Atlántico, del otro lado del mundo, de tan lejos que prácticamente para el común de la población de entonces le resultaba inimaginable, absolutamente raro y desconocido.

La idea de esta líneas, es más que ofrecer la contemplación del pasado; pretenden mis palabras intentar retrotraerlo al presente, conocerlo, imaginarlo, vivirlo, sentirlo, como lo hicieron los abuelos de nuestros abuelos con el rumor del mar calderino, su aire salino secándole sus labios y abriendo los manantiales que guardamos en nuestros ojos, el sol iluminado el parto que daba a luz el 1ª ferrocarril y al puerto que hasta hoy le sobrevive, el viento fresco que se adentra a la tierra, con el vapor y el hallén de esas nuevas calderas, el bufar de la locomotora, su jadeo del esfuerzo que apenas comenzaba y que no era señal de fatiga sino de un comienzo de colosal trabajo. El bamboleo de los coches y el chirrido del hierro del maderamen.

Hace 150 años atrás – varias vidas para un ser humano – ayer para la historia de la humanidad. Hubo gente, que al igual que nosotros hoy al organizar, realizar y practicar en esta celebración estuvo cargada de ganas y deseos.

El deseo de que nos mueve a la acción, el deseo de riqueza y poder, detrás de las grandes empresas humanas; el deseo de trascendencia – de que la existencia no puede pasar sin pena ni gloria por ésta corta vida – detrás de las regiones, el deseo de proyectarse más allá de uno mismo. El deseo de saber, lo que da origen a la ciencia.

Otro sería el mundo, en lo bueno y lo malo, si no estuviéramos cargado de deseo. Ayer fueron los pioneros y fundadores del 1ª ferrocarril, hoy el tiempo y los recuerdos nos funden con ellos al recordarlos.

 

 
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