
La
casa que Neruda habitó en el Cerro Florida de Valparaíso,
y que bautizó como "La Sebastiana" en honor a su
constructor, Sebastián Collado, un ciudadano español que no
terminó el edificio, por lo que la casa quedó deshabitada
largos años, por absurda, peligrosa y poco funcional. El último
piso estaba destinado a pajarera y la terraza a cancha para
helicópteros " y a posibles astronavegaciones",
según agregó Neruda.
El
poeta la descubrió cuando en 1961 buscaba en Valparaíso "una
casita para vivir y escribir tranquilo". Y agregaba entonces
algunas condiciones: "No puede estar muy arriba
ni muy abajo. Debe ser solitaria pero no en exceso. Vecinos,
ojalá invisibles. No deben verse ni escucharse. Original pero
no incómoda. Alada pero firme. Ni muy grande ni muy chica.
Lejos de todo pero cerca de la movilización, independiente
pero con comercio cerca. Además tiene que ser barata".
Todas esas condiciones reunía la extravagante casa construida
por Collado.
Neruda
la restauró y se fue a vivir en ella, la inauguró el 18 de
septiembre de 1961 con banderitas chilenas y empanadas.
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